¿»Qué supone uno»? ¿Si Uribe habló de «asesinatos aplazados» y hoy callan a los que no hacen silencio?

ZomboMeme 26122019121809Ocurrió poco después de la definición de la contienda presidencial y menos de un mes antes de la posesión de Iván Duque para ejercer formalmente como presidente. Álvaro Uribe Vélez a través de un trino en tuiter de julio 17 de 2018 «responsabilizó» a Santos de aplazar (como si fuera una tarea que no se puede dejar de cumplir por el estado) «la tragedia del asesinato», recriminándolo, a renglón seguido, con un «nos deja el asesinato aplazado…» (tarea pendiente)

Si lo dijo con anticipación y están materializandose toda una serie de asesinatos en el país, parodiando al propio expresidente el país perfectamente podría preguntarse: «¿Qué supone uno»? ¿Tiene acaso Uribe Vélez dones proféticos? o ¿simplemente sus palabras alientan a auténticos psicópatas a retornar a la barbarie del periodo 2002 – 2010 que los colombianos consideraban como un
triste episodio de la vida nacional ya cerrado?

Lo cierto es que los «asesinatos aplazados» de Uribe no paran y escalan cada vez más en atrocidad dejando un patrón en la comisión de los mismos que no da lugar a dudas o equívocos sobre los autores materiales de los mismos. Siguen el modus operandi del genocidio de la Unión Patriótica sumando ahora elementos de la sevicia y el sadismo paramilitar. Volvieron las bestias sedientas de sangre.

Curiosamente, mientras todo ello ocurre, desde el partido de gobierno, el de Uribe, jamás ha existido una condena pública a tal tipo de asesinatos con una clara motivación ideológica y política. La hipócrita religiosidad que predican ellos y sus aliados del MIRA y otros partidos «cristianos» no les da o alcanza para condenar que haya quienes con gozo morboso incumplan el quinto de los mandamientos: No matarás. Muy por el contrario en septiembre de 2019 Uribe clarificó su mensaje al expresar en plena plaza pública «¿hacen silencio, o los callamos?’

Colombia pareciera moverse hoy en la lógica enferma del otro profeta de nombre desconocido que en enero de este año anunciaba sin sonrojarse: «plomo es lo que hay, plomo es lo que viene». De ahí quizás que el presidente Duque en noviembre de 2019 y más que en un lapsus, en un mensaje cifrado, afirmara que Colombia se escribe con P mayúscula. Con P de plomo.

Los asesinos evidentemente no son cristianos. No respetan ni la navidad. En plena celebración y mientras el país aún no se reponía del asesinato de los esposos Nathalia Jiménez y Rodrigo Monsalve sobrevino la muerte de Lucy Villareal en Tumaco y de Reinaldo Carrillo Vera en Pitalito (Huila) y Gustavo Adolfo Cárdenas Rojas en Tuluá (Valle)

Adicional se conocieron las imágenes dantescas del asesinato por degollamiento de la indígena Carmen Nene en Silvia (Cauca) y la de un hombre decapitado a la orilla del río Nechí, cuya cabeza fue dejada por los»caparracos’ en una estaca en la vereda Río Viejo del municipio del Bagre (Antioquía). Reina de nuevo la muerte donde son reyes los asesinos más despiadados que se pueda llegar a pensar que existen.

https://twitter.com/jorgeeliecersa/status/1210053769418985474?s=19

4 comentarios en “¿»Qué supone uno»? ¿Si Uribe habló de «asesinatos aplazados» y hoy callan a los que no hacen silencio?”

  1. En nuestro paìs siempre han existido los asesinatos sistematicos y selectivos, nunca se han respetado los derechos humanos el papel de las autoridades no se cumplen; al contrario de allì han surgido grupos clandestinos con autoridad para callar a lideres y lideresas asesinando y masacrando con la permisidad de un gobierno macabro.

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  2. De «Bordes de Acero», próximo a publicarse:Y ese presidente liberal que creo fue progresista es reemplazado por uno que parecía ser un señor, elegante, buen mozo, Mariano Ospina Pérez, de orientación conservadora que luego se concretó en pura fantasía goda: el exterminio de los liberales. Como afirma Gloria Gaitán en sus memorias, ese gobierno dedicó todos sus esfuerzos para acabar con los liberales y su ideología con el argumento de que eran ateos y debían ser borrados de la faz de Colombia, ellos y todo lo que tuviera que ver con ellos. El fanatismo exacerbado llegó a prohibir hasta las corbatas rojas y al colmo de querer borrar el rojo de la bandera.
    El gobierno inició la persecución primero con la fuerza policial -la policía es la fuerza institucional que dice defender la propiedad privada, que se presta para todo lo violento y corrupto- y no creyéndola suficiente contrató a los chulavitas, de una vereda boyacense, lo más prístino y acendrado de la godarria del país, que para 1947 ya había cobrado 14 mil vidas, mismos grupos cuyos descendientes seguramente engrosaron las filas del NO en el pasado plebiscito.
    La policía y los chulavitas concursaron en esa época por el título del grupo más cruel, más asesino y que poseía la mayor imaginación y maquinaria para torturar a los “bandidos rojos”, que en esta época se hubieran apodado castrochavistas, comunistas y claro, ateos, enemigos de todos los dioses en todas las religiones.
    Parodiando el tango ”cruzando montes y valles” estos grupos recorrían los pueblos, las veredas, los campos, los maizales, los rincones, platanales y cafetales, buscando liberales. Con las comunicaciones apenas en vías de progreso, estas noticias no llegaban a las gentes sino en calidad de rumores primero y de exiliados después. Trataban de refugiarse en los pueblos pero allí también los encontraban. Los exterminadores se extasiaron en la tortura, el despojo, la aberración y se desquitaron con las mujeres, los niños y hasta con los no nacidos, ahogándolos en los vientres o haciéndoles “cesárea” a las mujeres y sacando solamente la cabeza del feto, por el tremendo delito de ser liberales o simpatizantes o hijos de ellos.
    Y en el clímax de la locura, del lujurioso exterminio, la violencia se hizo evidente en Bogotá y el 9 de abril de 1.948 mataron al más notorio líder liberal de esa época y tal vez de todas las posteriores, Jorge Eliecer Gaitán.
    NO SE TERMINA, SOLO UNA ESCASA TREGUA ROTA POR EL INNOMBRABLE.

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