Archivo de la categoría: Comunicación

La realidad de la filtración del audio de Gustavo Petro

Tomado de Cuarto de Hora

Por Rosalba Alarcón Peña / mayo 8, 2021

El miércoles en la noche, Gustavo Petro fue invitado el grupo DEFENDAMOS LA PAZ el cual es conformado por personalidades reconocidas como Laura Gil, Iván Cepeda, líderes de opinión, liberales independientes, etc., donde se tenía también como invitado representante del comité del paro, el Pacto Histórico y la Coalición de la Esperanza.

En ese evento, Cuarto de hora pudo conocer que se dialogó de lo que se venía presentando a lo largo de las protestas que iniciaron el 28 de abril y que se han prolongado por más de 10 días en todo el país, para lograr puntos de consenso.

En el audio de una reunión privada donde uno de los asistentes grabó la intervención del senador Gustavo Petro, sacó solo un fragmento de forma descontextualizada y con el fin de perjudicar la imagen de Petro, frente a su posición en el paro y los pasos que este debía seguir, siempre en la misma premisa de que sea el gobierno quien hable primero con el pueblo, con los representantes del Comité del Paro y no sentarse con actores políticos.

Cuarto de hora pudo establecer que dicho audio fue difundido por Aurelio Suarez en la emisora Blu Radio, donde ejerce como columnistas del programa matinal, vale recordar Suarez hace parte del nuevo partido político DIGNIDAD, antes conocidos en el Polo Democrático como el MOIR, quienes han presentado dicho audio de forma manipulada.

Audio totalmente descontextualizado y difundido de mala fe, con tal de enlodar a Gustavo Petro, aseguran uno de los asistentes quien prefiere no sea citado, el senador ha guardado silencio y tomando distancia para que el objetivo del paro nacional siga siendo de la sociedad.

Cuarto de Hora confirma que, en dicha reunión, Petro jamás pidió que se suspenda el paro, por ese hecho, el viernes en la tarde, Laura Gil publica un comunicado aclarando lo sucedido, al considerar una falta de respeto de quienes asistieron a la reunión para grabar y publicar sin ningún consentimiento el evento de carácter privado.

Por el momento, Gustavo Petro ha señalado en una entrevista para CNN en español, que el gobierno debe dialogar y buscar acuerdos es con el comité del paro y no con figuras políticas.

Fuente Cuarto de Hora

Sobre el autor
Rosalba Alarcón Peña
Rosalba Alarcón Peña/ colombiana, periodista venezolana, colaboradora en diferentes medios internacionales de forma crítica y equilibrada, para darle libertad a la verdad. El conflicto interno que vive su país natal, hizo que se dedicara a escribir sobre los procesos de paz.

Expresidiario Uribe tuitea contra twitter en defensa de Trump

A raíz de la polémica suscitada por la decisión de twitter y otras plataformas digitales de suspender definitivamente las redes sociales del saliente presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el pedagogo Julián de Zubiría nos reiteró en un trino, otro tuit suyo del 28 de abril de 2018 en donde haciendo alusión al filósofo Karl Popper señalaba:

«La paradoja de la tolerancia exige ser muy intolerante con los intolerantes. De lo contrario, ellos no dejarán que florezca la sociedad tolerante.»

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Duque: ¡A Avianca SÍ! a pequeños empresarios y comerciantes ¡NO!

Los colombianos estamos frente un gobierno que actúa impúdica o desvergonzadamente. La decencia y la ética están en el mejor de los casos secuestradas en medio de un ejercicio de administración en el que el «todo se vale» es el ejemplo que se proyecta al resto de la ciudadanía desde el primer cargo público de la nación. Lo del «préstamo» a Avianca, tratado de ocultar o minimizado mediante la presentación de la cifra en dólares así lo corrobora.

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Uribe renueve su discurso, no sea anacrónico

Quizás sea una manifestación temprana de demencia senil o simplemente se quedó rezagado en el tiempo. Lo cierto es que la última declaración de Uribe, pretendiendo asustar de nuevo a los colombianos con el tema del «castrochavismo» o de «agitación prechavista» es sencilla y lamentablemente vetusta y anacrónica.

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¿Ahora ocultarán los muertos por Covid 19?

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El 6 de abril la presión social impidió que el presidente se jugara su carta: El mal llamado «aislamiento inteligente». Sin la evidencia fáctica no pudo hacer lo que a partir del 27 de abril y con la cómplice colaboración de los grandes medios masivos de comunicación hará: Levantar gradualmente el confinamiento y, aún con el peligro del virus en las calles para las personas, mandar a los pobres a trabajar para que los ricos no pierdan más dinero. Estos, cómo es obvio, supervisarán el experimento a la distancia y sin correr riesgo alguno.

Hasta ahora, lo que ha venido ocurriendo es una preparacion psicológica de la gente para que pierda el miedo y salga. La evidencia sigue siendo pobre. El retraso en la infornación y el subregistro son impresionantes y altos. Contagios y muertes ocurridos y de los que la gente se informa sólo son oficializados días después e incluso hay pruebas de fallecidos no reportados qué se practican postmortem.

A pesar de que se han descentralizado los analisis y que el número de pruebas diarias aplicadas y analizadas que se usan para los infornes diarios debería crecer, paradójicamente decrecen y con ello (y obvio que con la ayuda de una prensa dependiente que nada cuestiona y sirve solo de caja de resonancia) se vende una falsa sensación de seguridad y de que se está controlando la situación que no es más que un sofisma y una manipulación.

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Al mejor estilo del bachiller Macías, la «jugadita» no es aplanar la curva como se ha intentado en todo el mundo, practicando pruebas, detectando, aislando y tratando para evitar nuevos contagios, sino disminuyendo alterando la información para minimizar artificialmente las cifras reales. Y si son capaces de ocultar los contagiados y de retrasar deliberadamente el informarnos quienes han fallecido no nos quepa duda que sí los casos y las muertes se disparan, tratando de salvar intereses económicos antes que vidas, nos van a ocultar los muertos.

Los hospitales los manejan ellos. Las EPS que recibieron adelantadamente millonarios recursos que se embolsillaron también se sumarán a la ronda de la complicidad y ni qué decir de las entidades que deben registrar las defunciones. Todos los certificados establecerán como causas de las muertes por coronavirus «paro cardiorespiratorio» y así, a costa de quién sabe cuantas muertes que se ocultarán como ya se ocultaron miles de asesinatos, se perderán en el «tape tape» en los que los gobiernos colombianos son expertos a nivel mundial.

Ya ayer (14 de abril) el Minsalud, antes que Duque (7:29 PM) preparando el terreno habló de “aplanamiento de la curva de contagios» y de flexibilización del «aislamiento preventivo”

Sólo un poco después (8:09 PM) el propio presidente insistió en el «Aislamiento Preventivo Obligatorio Inteligente» pues según él «muchos colombianos tienen que salir de sus casas por trabajo o para hacer diligencias» y este tipo de mensajes de optimismo infundado irán creciendo hasta, por la vía de la repeticón constante, convencernos de que es seguro (sin serlo) retornar a la «normalidad».

Aquí no queda más que la construcción de una aplicación alimentada por una gran RED DE INFORMACIÓN CIUDADANA que, con participación esencial de médicos, enfermeras, familiares y vecinos, ayude a documentar y visibilizar los casos de contagio y de muertes que se produzcan y que devele día a día las cifras reales que el gobierno querrá ocultar y enterrar para no asumir responsabilidades sobre su irresponsabilidad mayúscula. Por cada colombiano que fallezca el gobierno deberá responder

Desendeudar y que los bancos respondan con sus utilidades

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¿Humanidad o Utilidad? ¿vida o negocios? El coronavirus, a partir de la parálisis de la producción por ausencia del factor humano develó que el capital, las fabricas y las máquinas, por si solos, no generan riqueza y que solo la fuerza de trabajo es quién la posibilita. Sin la participación de millones de asalariados no solo se frena la producción de bienes sino también la generacion de riqueza. Es el trabajo humano y/o el trabajador y no el capital en sí mismo quién genera riqueza.

Pero la crisis también planteó a la sociedad en su conjunto un dilema ¿Qué debe primar o prevalecer, el derecho a la vida de millones, a través de medidas como el confinamiento obligatorio, garantizando a los medios necesarios para sobrevivir, o el derecho a la ganancia de sectores más pequeños de la población (empresarios) sobre la base de que estos expongan a la muerte a sus empleados haciéndolos ir a laborar? Constitucionalmente este dilema está resuelto. El intereses particular debe ceder ante el interés general.

Los países que optaron por la opción contraria (economía/vida) fracasaron estruendosamente en la contención del virus, demostrando que el «yo no paro, yo produzco», que un sector minoritario propagandizó en Colombia no aplica como posibilidad de supervivencia del género humano. La humanidad es más importante que la utilidad y la vida está por encima de los negocios y de la economia por una razón sencilla: sin vida no hay ni producción ni consumo.

Se plantea luego entonces otra disyuntiva. ¿Quiénes asumen los costos de la crisis en el plano economico? En esta etapa histórica en la que el conjunto de la sociedad pierde, lo correcto es que los mayores sacrificios los afronten los que mayores posibilidades tienen para hacerlo. Los que disponen y han acumulado en el tiempo grandes utilidades deben aportar antes que los que no disponen de nada para dar.

La vía de los empréstitos (endeudar a empresarios y personas naturales con los bancos) para afrontar la crisis solo representa a lo mucho, un aplazamiento de sus efectos; un fortalecimiento aparente de quienes prestan y un mayor empobrecimiento y disminución de la capacidad de responder de los acreedores, con lo que ello puede significar en términos de una mayor contracción de la economía sí còmo consecuencia de la recesión todo desemboca en una cesación de pagos de las obligaciones.

Por ello coincidimos con el senador Gustavo Petro en qué la vía no es endeudar sino desendeudar. Quitar cargas. La cesación de pagos de acreencias o deudas (1); de servicos públicos (2) y de arriendos (3) a los empresarios del sector privado puede liberarles recursos para mantener empleos y salarios. Los trabajadores, más allá de verse beneficiados por vía de la estabilidad en sus empleos y en sus ingresos para sobrevivir (1), sí se les hace extensiva, la cesación de iguales obligaciones pueden liberar recursos que les permitan mantener su confinamiento en condiciones de dignidad (2) y ejercer, en la medida de sus posibilidades, la solidaridad con quienes están condenados al subempleo y el desempleo (3).

Sin embargo, surge de la politica de exoneración de pagos un aparente problema y una pregunta. Sí el arrendador que no recibe arriendo, compensa no pagando deudas y servicios y, a su vez, si las empresas de servicios públicos dejan de pagar deudas, la afectación e impacto será para la banca. Entonces de manera pedagógica preguntamos: ¿Puede y tiene la banca cómo asumir tan alto costo?

La respuesta es sí. De los ultimos 21 años solo en 1.999 y 2.000 la banca afrontó una crisis en la que tuvo pérdidas y en la que el Estado y la sociedad concurrieron solidariamente en su ayuda. Desde 2001 hasta 2019, es decir, durante 19 años, el sector financiero ha tenido ganancias por 175 billones de pesos y bien podria hacer, por una vez, un sacrificio y retribuir en parte algo a los colombianos de lo que éstos le han ayudado a ganar.

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Pero aún, sí se pensara en responsabilidades compartidas, también las empresas de servicios publicos domiciliarios tanto del orden público como privado podrían de manera voluntaria u obligadamente sacrificar parte de sus multimillonarios ganancias en función de subsidiar a los colombianos total o parcialmente en las tarifas que les cobran. Sí ambos sectores carecen de la grandeza y de la solidaridad y responsabilidad social que las circunstancias ameritan una buena opción por contemplar sería la nacionalización còmo lo ha planteado reiteradamente, respecto a la banca, el senador Armando Benedetti

Despenalicemos y legalicemos el robo para los altos servidores públicos

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Llegó el coronavirus y una de las frases que más y con mayor esperanza se escuchó, es que esta situación adversa probablemente haría emerger la esencia buena de los colombianos. Así, indudablemente está ocurriendo y se está expresando excepto en quienes deberían dar ejemplo de integridad, sensibilidad y solidaridad: los gobernantes.

Mientras muchos, anónimamente, desde sus propias precariedades comparten de lo poco que tienen con quienes tienen menos o nada, ya han sido detectados varios casos de gobernantes que vieron en la crisis no una oportunidad para resarcirse como seres humanos y ayudar a los màs necesitados, sino como otra oportunidad para el maldito «corone», forma eufemística de disfrazar el más
execrable de los crímenes: robarse los recursos públicos quitándole la posibilidad de obtener comida al hambriento.

Por una vez, por una bendita vez, han debido hacer un alto en su comportamiento criminal y usar la totalidad de recursos públicos puestos bajo su administración para solventar las necesidades de los más pobres, de los que subsisten en el día a día y que no tienen culpa (más allá de votar mal) de la sociedad injusta y desigual que los mismos politicos han construído a partir de sus robos constantes al erario y de sus fechorías.

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Ni siquiera se les pedía que de su dinero o de su sueldo proveyeran las ayudas y mercados, pero aún así su desalmada conducta no les permite, siquiera una vez, hacer las cosas bien. Ni el propio presidente y altos dignatarios del estado se escapan de esta debacle moral de un régimen corrompido hasta en sus tuétanos. Lo de Ingreso Solidario es un claro ejemplo de ello. Las ayudas llegan a fantasmas y de éstos pasan seguramente a engrosar las cuentas de peces gordos (no es una alusión al presidente) en paraísos fiscales.

Como muy seguramente vendrán las investigaciones exhaustivas adelantadas por funcionarios puestos en sus cargos por los propios sospechosos e implicados para exonerar y decir que no se configura delito ni infracción disciplinaria alguna, tras lo cual sobrevendrá la impunidad y la desesperanza proponemos desde esta página la despenalización y legalización del robo en los altos servidores públicos (presidente, ministros, congresistas, magistrados, alcaldes, concejales, gobernadores y diputados) para qué nunca más se les investigue ni persiga. Qué puedan robar sin afugias y qué se instaure un nuevo delito no excarcelable para los que osen señalarlos y denunciarlos.

Sabemos que esta nueva ley de la república, salvo los verdaderos partidos de oposicion, contaría con el respaldo amplio y suficiente del gobierno y con contundentes mayorías parlamentarias que reglamentarian con sabiduría como garantizar que todos puedan hurtar equitativamente y procesos de perdón, olvido y excarcelación inmediata para todos los politicos presos.

Así todo el aparato de investigación, de acusacion, de juzgamiento y de polícia podria dedicarse a perseguir implacablemente a los ladrones de estrato 0, 1, 2, 3 y 4. Obviamente la unica condición que debería existir para la aprobación y sanción de esta ley es que excluya la posibilidad de robar recursos destinados a la atención de los más vulnerables mientras dure el coronavirus. Despues sí, que roben con toda la voracidad y desvergüenza que les sea posible hasta que logren acabar con todo y decidan huir de esta cacocracia y cleptocracia en que convirtieron a Colombia

¿Por qué Duque rechaza donación de Maduro en crisis del coronavirus?

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Cómo era de esperarse, el gobierno colombiano en un acto de soberbia y orgullo superlativo evadió y de paso truncó la ayuda que humanitariamente había ofrecido en el día de ayer el presidente legítimo de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, en el sentido de donarle al pueblo colombiano dos de las varias máquinas para la detección de coronaviris que China está por enviar a la nación bolivariana.

Una posible respuesta a por qué Duque se da el lujo de rechazar ayuda, es que en realidad al gobierno colombiano, en una actitud suicida, no le interesa ni practicar pruebas masivamente ni procesar los resultados de las mismas y mucho menos informarlos. En Colombia, al parecer, antes que enfrentar una realidad como la de la pandemia que puede dejar un saldo en vidas por lamentar, se ha preferido optar por el «daño» de una única máquina de detección para de esta manera bajar artificiosamente el número real de infectados y la curva que está describe,

En una situación típica del realismo mágico de García Márquez, pareciera que Iván Duque, asesorado por Ernesto Macías, se hubiese inclinado por aplicar, en lugar de medidas sanitarias serías, la «jugadita» del daño de la máquina del Instituto Nacional de Salud INS de la que se dijo inicialmente que «no tenía arreglo» y «no había forma de adquirir los respuestos» y que luego, mágicamente, y de un día para otro empezó de nuevo a funcionar como si nada.

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Peligrosamente el gobierno, pareciera estar en la difícil coyuntura más preocupado por la incidencia del impacto del virus en la caída a cero (0) de la ya maltrecha popularidad e imagen del presidente que en el daño que la pandemia puede ocasionar a la sociedad colombiana en su conjunto y sin distingo de clases e ideologías.

Comprometiéndonos, nos atrevemos a decir, que nos parece realmente estúpido, que se esté apostando por parte del presidente de Colombia a una estrategia en la que aleatoriamente unas veces se actúa como el avestruz, esto es, enterrando en un hueco la cabeza y dejando a merced del enemigo el resto del cuerpo, para creer que así nada pasa, mientras que en otras ocasiones se opta por imitar el comportamiento de los gatos, intentando desesperadamente tapar o echarle tierra al mal olor que desprende el manejo mediático de una auténtica crisis de salubridad y los escándalos que se esconden detrás de esta situación fortuita tales como la ñeñepolítitica y la narcofinca del embajador ante Uruguay.

Haciendo sorna, en redes sociales, sobre estas dos últimas situaciones, varios de los criticos del gobierno han acotado que en Colombia pareciera que los narcos tienen más laboratorios dotados de tecnología que las instituciones de salud tanto públicas como privadas. Además que, para acelerar la transmisión de la información de los datos de infectados con coronavirus, debería transferirse esa responsabilidad del Ministerio de Salud a la Registraduría Nacional del Estado Civil, entidad está seriamente cuestionada en su imparcialidad en los procesos eleccionarios que se dan en Colombia y en dónde incluso, sin la transmisión de toda la información, el ente electoral «tempranamente» declara quién fue elegido.

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Hay que decir además, que la respuesta de Colombia en el sentido de que toda ayuda debe tramitarse a través de la Organización Panamericana de la Salud OPS no ha tomado a nadie por sorpresa y era apenas previsible. Hay que recordar, que poco después de que se empezaran a sentir los efectos e incidencia del virus en Colombia, el gobierno venezolano dio instrucciones a su cancillería para, en una especie de tregua entre ambos gobiernos, coordinar acciones bilaterales para la contención del virus. En aquella ocasión el gobierno colombiano ni siquiera respondió.

Quizás una explicación a la no respuesta se encuentre en qué muy en el fondo, tanto el gobierno norteamericano como el colombiano albergaban la esperanza de que el virus impactara más fuerte en Venezuela y su gobierno cayera; propósito este tan mezquino como el de facilitar el territorio de Colombia a mercenarios que fraguaban el asesinato de Nicolás Maduro, sin preveer que la ingobernabilidad, el caos y la expansión del virus que ello originaria en el vecino país, a quien primero afectaría sería a la propia Colombia. Paradójicamente hoy la potencia a la que Colombia sirve incondicionalmente contra Venezuela, es el mayor foco de infección del virus y la ayuda llega no del norte sino del país más inesperado.

Coronavirus y el club de aduladores de Claudia López

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Las loas para Claudia López no cesan. Está activado y funcionando a su máxima capacidad el club de aduladores y de marketing político de la alcaldesa. Bogotá ha sido de lejos el lugar del país con más casos de coronavirus, no obstante lo cual varios connotados influenciadores aplauden frenéticamente desde sus redes sociales tratando de invisibilizar o tergiversar, mediáticamente, la realidad.

Habría que decir en honor a la verdad y a la justicia, que fue mucho más plausible por pertinente, responsable, acertado y oportuno el alcalde de Barranquilla, Jaime Pumarejo, quién desde su Distrito se adelantó al presidente en decretar la suspensión de toda actividad escolar y en la medida de cuarentena, a pesar de los pocos casos de coronavirus presentados en su jurisdicción. No obstante, el alcalde de la cuarta ciudad más importante del país no dispone de la prensa favorable y de las «buenas y generosas relaciones y amistades» que si tiene su similar de Bogotá.

Todo parece corroborar que en Colombia, y dependiendo del personaje, la prensa no sopla, sopla como viento favorable o simplemente actúa como viento en contra cuando se trata de invisibilizar, atacar o defender determinadas gestiones públicas. Por ejemplo, si durante el gobierno progresista de Petro el 41% de los casos de coronavirus se hubiesen presentado en Bogotá, éste estaría siendo objeto del más cruel y despiadado linchamiento público agenciado por grandes medios y «prestigiosos» comunicadores. Si fuese Petro quién en plena crisis sanitaria hablara de demoler, en lugar de dotar, el Hospital San Juan de Dios, no lo bajarían de terco, tóxico e irreflexivo. Sin embargo a Claudia la exaltan y ponderan muy a pesar de sus graves errores.

El primer acto de irresponsabilidad de la primera autoridad del Distrito Capital consistió en minimizar y/o subestimar el riesgo, expresando de manera pública que el coronavirus era solo una especie de gripa. Luego fue tan lenta como Duque para en lugar de adoptar medidas light, emprender acciones drásticas y de fondo como la situación lo ameritaba. No planteó por ejemplo el cierre de la capital o la cuarentena obligatoria sino un simulacro que tuvo consecuencias contrarias a lo que la situación ameritaba.

El mensaje que se envió a la ciudadanía con el referido simulacro, no tuvo efectos prácticos en términos de cambiar estadísticamente la situación de la capital. Ello en tanto no proyectó o transmitió la gravedad real de la situación al punto que muchos ciudadanos vieron en su medida tan solo una oportunidad para salir de la ciudad a vacacionar. Error grave de comunicación entre el gobernante y sus gobernados que Claudia, con la ligereza que la caracteriza, trató de minimizar a través de un mensaje de twitter en el que expresaba como motivo de orgullo que no hubiesen salido de la ciudad «más de un millón de vehículos» sino «solo… cerca de 120.000…»

Tamaña irresponsabilidad admitir que probablemente cerca de medio millón de personas (promediando 4 por carro) habitantes de la ciudad con mayor porcentaje de infectados hubiese salido a otras ciudades y pueblos, a probablemente esparcir aún más el virus, con el agravante de castigar la irresponsabilidad de esos ciudadanos impidiéndoles el reingreso y una libre circulación que su medida laxa no prohibió.

Pero amén de lo expuesto nadie tampoco menciona que la alcaldesa, no queriendo afectar la economía, entiéndase mejor el bolsillo, de las familias dueñas de Transmilenio, no hubiese tampoco adoptado medidas pertinentes y claras para evitar las aglomeraciones y presencia masiva en este medio de transporte de grupos de ciudadanos superiores en número a los que una disposición de presidencia de la República había taxativamente prohibido por razones de seguridad y salubridad publica. Por ejemplo, solo hasta el simulacro se levantó la restricción de pico y placa, lo que en los días previos incentivó y no desestimuló el uso del transporte masivo.

En sus típicas salidas populistas y ‘chimultrufiescas’, López buscando deslucir al presidente desde su puesto unificado de mando anunció el no pago de servicios públicos entre el 20 de marzo y el 20 de abril, anuncio que poco después le tocó reversar al ser advertida de que carecía de la competencia para adoptar tal medida y que estaba incurriendo en una auténtica «alcaldada».

Lo cierto es que los números no favorecen la gestión ni de la alcaldesa ni del presidente. La capital debió blindarse con medidas oportunas que no se adoptaron y hasta hoy los casos formalmente reconocidos rondan los 88 de 210 lo que significa que Bogotá concentra un nada despreciable 41% de los casos de contagio en el país.

Duque: ¡Irresponsable e inepto!

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No hay aún certeza sobre si los 10 millones de electores existen o si la cifra real de sus votantes fue inflada por el software de la registraduría. Tampoco sobre cuál fue la real incidencia de los turbios dineros del ‘Ñeñe’ Hernández en la elección presidencial.

No obstante, lo cierto es que Colombia requirió de la peor de las circunstancias y crisis para darse cuenta que Iván Duque era la peor de las opciones posibles para presidente. Cada decisión que adopta demuestra su absoluta falta de liderazgo y de experiencia para capitanear a Colombia en las turbulentas aguas del coronavirus. Estamos a punto de un naufragio irremediable y sin precedentes. Quizás peor que el que propició su padre al no adoptar a tiempo las medidas necesarias para evitar la tragedia de Armero.

Ya la televisión alemana hace sorna de la desautorización que hizo de los alcaldes que, ante su falta de iniciativa, adoptaron medidas urgentes para evitar la propagación del virus en sus territorios. Su incapacidad le impide pensar menos en la economía que en la salud de los habitantes del país que a tumbos e improvisaciones intenta dirigir. Su ego, igualmente le imposibilita aceptar que otros piensen y adopten decisiones antes que el.

Sus decisiones tardías, como por ejemplo la de cerrar los aeropuertos a los vuelos internacionales le ha costado bastante al país. Las primeras infecciones provinieron de personas que llegaron del exterior y de personas que estuvieron en contacto con las mismas. Ingresaron por aeropuertos concesionados en los que ni los operadores privados ni las autoridades sanitarias tomaron medidas serías de control en las primeras semanas.

El colmo de sus errores inexcusables fue convocar una reunión presencial de alcaldes y gobernadores de todo el país, en Casa de Nariño, habiéndola podido desarrollar de manera virtual. No le dio su inteligencia para preveer, ni obtuvo información de los organismos del Estado que dirige de que uno de esos alcaldes venía del exterior y había hecho tránsito aeroportuario en España. Hoy el alcalde de Popayán es positivo para coronavirus y no se sabe si el propio presidente y otros alcaldes y gobernadores sean portadores asintomáticos del virus.

Lo que vive Colombia es una amenaza real y las amenazas reales no se afrontan con simulacros como el que se le permitió y autorizó a la alcalde de Bogotá. Con este tipo de medidas solo se envía un mensaje a la ciudadanía que no aporta nada para tomar conciencia de la gravedad real de la situación. De hecho, muchos bogotanos salieron de la ciudad con mayor afectación, quiera Dios que no, a diseminar el virus.

La mayor amenaza para Colombia no es el coronavirus: Es la inexistencia de la autoridad presidencial y la ausencia de medidas de fondo como el confinamiento inmediato de todos los ciudadanos del país para minimizar la propagación del virus y el consecuente colapso de un sistema de salud privatizado que no está preparado tecnológicamente para afrontar la embestida brutal del virus. La impotencia e indignación contra el presidente ya son evidentes en redes sociales